domingo, 1 de febrero de 2015

3 Pareja Igualitaria

Aunque el amor es el principio de la pareja y fundamental para que perdure, no es suficiente para que la pareja se mantenga en el tiempo. Para construir una pareja igualitaria hace falta, como complemento al amor, ser consciente de la responsabilidad de cada persona que conforma la relación y la comunicación abierta. También será importante el respeto mutuo y el propio, hay que jugar de forma justa ante un conflicto, tomar las decisiones financieras en conjunto y dar y obtener seguridad y apoyo. Empecemos por un esquema que resume los puntos que vamos a ver luego más detenidamente:

Traducido y adaptado de: Domestic Abuse Intervention Project

Respeto:

El respeto es la consideración de que una persona tiene un valor por sí misma y se establece como reciprocidad: respeto mutuo, reconocimiento mutuo. El respeto en las relaciones interpersonales comienza en la persona, en el reconocimiento de la misma como entidad única, tanto para si misma como para con las demás. Consiste en saber valorar los intereses y necesidades de otra persona tanto como los propios.

El respeto por la autonomía individual se sustenta esencialmente en el respeto de la capacidad que tienen las personas para su autodeterminación en relación con las determinadas opciones individuales de que disponen. Por tanto respetarse y respetar siempre conlleva la aceptación de las decisiones que tomamos o que toma nuestra pareja.

Para lograr una relación de pareja igualitaria, cada parte de la pareja debe respetar sus valores y compromisos, así como los de la otra persona, para el buen funcionamiento de la vida en común. Es necesario reconocer las necesidades propias así como se reconocen las de la otra persona y se intenta satisfacer las necesidades de ambas.

Otro punto importante es tener flexibilidad. El tiempo y las circunstancias nos cambian y, por tanto, es importante ser lo suficientemente flexibles para adaptarnos y evolucionar, lo cual no implica que cambies tus valores ni forma de pensar, sino que trates de compartirlos con la otra persona y alcanzar coincidencias.

De acuerdo con especialistas, para ser una buena pareja primero debes preocuparte de estar bien contigo mismo/a. Tienes que atender tus necesidades de todo tipo: espirituales, emocionales, físicas, mentales, y mejorar como ser humano todo lo que esté en tu mano, de esa manera es más sencillo lograr la igualdad en la relación. En una pareja igualitaria ambas personas tendrán esto en cuenta.

Será importante un apoyo mutuo incondicional. Esto significa una disposición total a apoyar todo lo que es bueno para tu pareja, tanto como lo haces con lo que es bueno para ti, lo cual implica desear y apoyar lo suficiente para que alcancen sus propios éxitos, en lo individual como respecto a la relación. Es vital comprender que cada uno vivirá diferentes ciclos y tiempos, llegando a un acuerdo en lo que implique a la pareja para que ese apoyo mutuo sea equitativo entre ambas personas.

También es parte del respeto que una persona no tenga que dejar su carrera laboral por atender la vida familiar, ya que siempre se puede intentar llegar a un acuerdo. Lo ideal es que la pareja tenga en cuenta las necesidades del trabajo de ambas personas y se intente conciliar la vida familiar y laboral. Los turnos, las horas extras y demás inconvenientes del trabajo deben solucionarse intentando en lo posible que se atiendan las necesidades y deseos de cada parte, por supuesto sin imposición alguna. La ley, actualmente, ayuda y protege para que la pareja pueda exigir a las empresas en las que trabajen horarios y turnos que permitan que puedan seguir trabajando cuando hay familiares que necesite cuidados ya sea hijos, hijas o parientes a cargo.

Son contrarios al respeto el control de gastos, relaciones sociales o pensamientos, el aislamiento con el objetivo de que la vida  de la pareja se centre únicamente en la persona, los celos, la denigración, actitudes desdeñosas y palabras hirientes, las humillaciones, ridiculizar, los actos de intimidación, la indiferencia ante las demandas afectivas y las amenazas. Estas actitudes son una falta total de respeto y además parte de la violencia psicológica, por tanto se deben evitar en una pareja igualitaria.

De todos esto hablaremos en el capítulo siguiente, sobre el respeto.


Comunicación abierta:

La comunicación hoy en día también sirve para definir la calidad de nuestra vida. Es como una especie de medidor que nos permite saber que tan felices y satisfechos vivimos. La comunicación con la pareja es el vehículo sobre el cual podemos entendernos con nuestra pareja.

La mejor manera de alimentar cualquier relación es a través de la comunicación efectiva, que es la forma de tener una relación sana porque nos permite conocer a la otra persona. A través de la comunicación conocemos a las personas por lo que toma una importancia primordial en cualquier relación el poder establecer un buen vehículo de comunicación claro y abierto, no podemos amar lo que no conocemos.

Además es importante comunicarnos para que nuestra pareja sepa lo que nos gusta, lo que pensamos, lo que sentimos, lo que necesitamos o esperamos de la vida y con esto, nuestra pareja podrá tener un mayor conocimiento en general de nosotros y podrá entendernos y ayudarnos cuando así lo necesitemos.

La comunicación tiene una parte verbal (palabras) y una parte no verbal (la mirada, los gestos, la sonrisa, el gesto, el tono de la voz, los ademanes que acompañan a las palabras, etc). El lenguaje no verbal, en la mayoría de las ocasiones, es más expresivo y cercano que las propias palabras, ya que las intenciones de las palabras se acompañan por estos factores y por lo tanto las palabras toman un sentido muchas veces totalmente opuesto a lo que dice solo el significado de las mismas.

La comunicación efectiva requiere del dialogo para llegar al entendimiento. El diálogo es la conversación entre dos o más personas en la que todas ellas alternan en el uso de la palabra, nos permite intercambiar ideas, sentimientos y opiniones, profundizan en el conocimiento de las vidas de otras personas para poder logran un mayor acercamiento.

Por tanto es necesario mantener una disposición abierta al diálogo en la pareja, entre otras cosas, ya con él mostramos interés y preocupación por las cosas, ideas, sentimientos, intenciones, necesidades, etc., de nuestra pareja. Mantener una relación de pareja requiere conversaciones entretenidas, profundas, interesantes, hablando con entusiasmo y también se requiere darle espacio para hablar de las pequeñas cosas que acontecen a diario con la certeza de que a la otra persona le interesa. No hay nada más destructivo para una relación que la falta de conocimiento del uno para con el otro y esto se debe en mucho por la falta de conversación.

Tenemos que comunicar lo que sentimos, el dialogo en la pareja nos da la oportunidad de que ambas personas puedan escuchar y ser escuchados. Aunque nos cueste expresar lo que pensamos y sentimos, el error más grave es creer que nuestra pareja debe saber lo que queremos. Tenemos que encontrar la forma de hacer conocer a nuestra pareja lo que pensamos, de lo contrario no podremos llegar a una relación estrecha y sólida.

En la pareja tenemos que comunicar los sentimientos tanto positivos como negativos, para lo que hay que tener cuidado con la comunicación no verbal y con el momento, recordemos que eso puede cambiar de manera importante el mensaje que se quiere dar. Hay que expresar lo que realmente sentimos, aun siendo sentimientos negativos o no agradables, para poder buscar soluciones y por lo tanto cuidar las formas es sumamente importante.

Los gritos, las malas palabras, los insultos, las descalificaciones, las humillaciones, los gestos de desagrado, etc., son las razones por las cuales la comunicación se vuelve ineficaz y solo se llega a empeorar las cosas entre la pareja. Para lograr una comunicación efectiva no podemos dejarnos llevar por el enojo, la ira y el descontrol de las emociones. Ya que en estas condiciones solo podemos transmitir lo negativo y jamás llegaremos a un entendimiento. En esos momentos es mejor tranquilizarse antes de intentar dialogar para buscar una solución.

Debemos considerar que la mayoría de los problemas que tienen las parejas están relacionados con la comunicación, ya sea por no tenerla o por no comunicar de forma adecuada. La falta de comunicación es uno de los problemas que pueden surgir en las parejas y que incluso pueden llegar a destruirla. Incluso en la sociedad estresante en la que vivimos no impide tener una buena comunicación. Es importante luchar para mantener una buena intimidad en la pareja donde fluya la comunicación y se puede haber dialogo sin interrupciones ni ataduras.

El sobre entendido es la tumba del entendimiento de la pareja, no debemos pensar que nuestra pareja sabe y conoce todo lo que necesitamos y sentimos sin que lo hayamos comunicado. No hay que esperar que nuestra pareja adivine, si no que hay que decirle lo que esperanos o deseamos. Aunque pensemos que podría saberlo por la comunicación no verbal, puede no haber reconocido los mensajes que no hemos comunicado claramente, por ello es nuestra responsabilidad comunicarlo. Que nuestra pareja nos diga o que nosostros digamos no significa que se vaya a hacer, ya que somos personas diferentes, con distinta educación, valores, principios, pero con el diálogo  se podrán aclarar las cosas y podremos saber que esperar y que esperan de nosotros, así que siempre la pareja sale ganando con la comunicación.

La falta de tiempo es uno de los grandes enemigos de la comunicación, por ello es necesario que la pareja tenga espacios y tiempos para el dialogo. Al igual que planificamos las fiestas familiares, los pagos de los servicios de la casa, ir al supermercado y otras muchas cosas, es igual de importante planificar espacios y tiempos para la comunicación, que deben ser muy claros y definidos. Si no contamos con tiempo para el diálogo en pareja la relación se enfriará y surgirá un distanciamiento.

Habilidades de comunicación: Para poder llevar a cabo una comunicación efectiva hay algunas habilidades que podemos usar, las más comúnmente citadas y usadas por terapeutas conductuales y de pareja son las que describimos a continuación.

Escucha No-Defensiva (Gottman, 1994). Con ella escuchamos con empatía, que es es la capacidad cognitiva de percibir en un contexto común lo que otro individuo puede sentir y también es un sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra. Intentamos escuchar entendiendo que es normal que la otra persona pueda haber entendido lo que decimos de forma diferente. Va unida a la regla de no interrumpir utilizada por muchos terapeutas y ayuda al respeto de lo que la otra persona percibe sin tratar de desvirtuarlo para defendernos.

Escucha Activa (Gottman 1994). Englobamos aquí varias técnicas de comunicación efectiva y que implican transmitir activamente a la otra persona que estamos escuchando con atención y esforzándonos por comprender sus ideas sin cambiarlas, indicando que tenemos una postura de escucha no-defensiva. Las más populares son el asentir, mover la cabeza, mirar a la otra persona a los ojos, inclinar la cabeza hacia un lado, y en general todas las señales que le indiquen a la otra persona que estamos escuchando con atención. Podemos añadir pausas y resumir lo que acabamos de escuchar para comprobar que se está recibiendo el mensaje correctamente. Por supuesto no vamos a descalificar lo que escuchamos, si no que lo validamos como la experiencia subjetiva de su interlocutor, lo que no implica que estemos de acuerdo.

Apertura y transparencia personal compasiva. La “buena” comunicación en las parejas exige un grado de apertura y revelación de los propios sentimientos y pensamientos hacia el compañero o la compañera. Hay distintos autores que discrepan sobre el grado de apertura, pero quizás sea mejor que este grado sea algo que la pareja debe determinar mediante acuerdo. Según Fowers (1998) un resumen de las diferentes ideas que muchos autores han tocado a este respecto sería:

  • La apertura o transparencia no debe usarse como excusa para dañar a la otra persona. Hay que intentar abrir los sentimientos, pensamientos y deseos pero procurando expresarlos de manera que tenga el menos efecto negativo posible en nuestra pareja. Según la llamada “relationship enhancement” (Fowers, 1998) hay que buscar entrenar a la pareja en este aspecto de poder escuchar y abrir sentimientos con los recursos de apoyo, escucha, empatía, etc. necesarios para no generar o permitir la aparición de mecanismos defensivos en el intercambio.
  • La apertura es base de tres aspectos importantes de la relación (Fowers, 1998). Primero para la creación de intimidad, segundo permite que los sentimientos que tenemos por nuestra pareja y viceversa se mantengan y tercero es la manera en que la pareja se puede coordinar para satisfacer los deseos y necesidades que ambas personas experimentan y que deben coordinarse mutuamente.


Esta comunicación permite a la pareja conocerse más a fondo pues el poder abrirse totalmente con alguien es una de las necesidades y deseos que buscamos que la pareja solucione. Cabe aclarar que lo ideal para quienes integran una relación es que vayan creando mayor apertura poco a poco. Así mismo permite a la pareja hablar sobre su relación y poder pedir a la otra persona que cambie, o por lo menos intente cambiar, conductas que nos hacen sentir mal, intentando expresarno de la forma  más específica posible y evitando quejas generalizadas.

Para evitar los conflictos se recomienda la edición (Gottman, Notarius y Markman, 1976 citado en Fowers, 1998). Con ella se refieren a la habilidad que tiene que desarrollarse para decidir que es lo no importante a revelar en una conversación que pudiera resultar ofensivo o dañino para la otra persona. Incluye buscar la manera más agradable de presentar las cosas que se quieren comunicar. Es lo que llamamos compasión al hablar de la apertura y, por tanto, el equilibrio lo debe decidir la pareja.

Por ejemplo, un error muy común al comunicarnos con nuestra pareja, es el uso de expresiones como nunca, siempre, jamás. No suele ser cierto que nuestra pareja nunca haga tal o cual cosa que pensamos que debería hacer o que deseamos que haga. Al expresarlo de esa manera, nuestra pareja se puede sentir dolido/a y seguramente lo que logremos sea dificultar la solución del problema. Utilizar expresiones como a veces o en ocasiones puede ayudar.

Ante un dialogo donde se debaten aspectos de la convivencia o de la relación debemos entender que hay que llegar a una conclusión con un nuevo orden establecido por ambas partes. Debemos conceder lo que creamos justo y pedir lo mismo. Un acuerdo siempre viene con un esfuerzo sincero de ambas partes que deben quedar satisfechas. De hecho, si podemos llegar a acuerdos en las cosas en las que previamente no los había la pareja sale reforzada, si no se puede lograr se enquista el desacuerdo y puede llegar a ser un problema en la pareja. Si se llega a decir cosas hirientes por cada parte se debe dar una disculpa y un perdón. Debemos aprender a aceptar las disculpas de nuestra pareja y a ofrecer las propias para que el amor mutuo no se vea afectado.

Aunque puede parecer obvio lo que hemos expuesto, es posible que mucho de lo que consideramos en las técnicas arriba comentadas y sus consecuencias (como la creación de la intimidad, o el grado de apertura adecuado entre la pareja) puede estar modificado por tradiciones, ideas y construcciones sociales. Por ello no debemos olvidar que nuestra visión siempre es relativa según la realidad social en la que vivimos y requiere un esfuerzo trabajar para que la comunicación sea abierta.

En resumen, lo importante es mantener un buen ambiente, dialogando con nuestra pareja y evitando los agravios o las desconsideraciones. No temamos los desencuentros, más bien intentemos utilizarlos para fortalecer la relación. Utilizar unas buenas habilidades de comunicación nos sacarán de muchos problemas. Y puestos a eliminar prácticas perjudiciales, empecemos con la culpa. En vez de perder el tiempo, y seguramente dificultar la solución, buscando quién ha sido culpable, pensemos que podemos tener al menos parte de culpa y que es mejor buscar la solución.


Responsabilidad:


La responsabilidad es un valor que está en la conciencia de la persona, que le permite reflexionar, administrar, orientar y valorar las consecuencias de sus actos, siempre en el plano de lo moral. Una vez que pasa al plano ético, se establece la magnitud de dichas acciones y de cómo afrontarlas de la manera más positiva e integral. La persona responsable es aquella que actúa conscientemente siendo ella la causa directa o indirecta de un hecho ocurrido. También es el quien cumple con sus obligaciones o que pone cuidado y atención en lo que hace o decide.

En pareja, tenemos responsabilidades ante nuestra pareja y ante nosotros/as mismos/as. Puede ocurrir que tengamos tanta preocupación por las necesidades de nuestra pareja que nos olvidamos de cuidarnos o puede que nos preocupemos demasiado por las nuestras propias olvidando de las de nuestra pareja. Conocer nuestras responsabilidades puede ayudarnos a generar relaciones con nuestra pareja respetuosas, justas y saludables.

¿Cuáles son nuestras responsabilidades? Al convivir en pareja adquirimos una serie de responsabilidades que podemos resumir en:

  • Escuchar y ser escuchados. Como indicamos antes, el dialogo es necesario en la pareja, por tanto es la responsabilidad de las dos personas que conforman una pareja participar de él.
  • Honestidad mutua. Debemos tener y exigir sinceridad y honestidad con nuestra pareja sobre lo que hacemos, pensamos y sentimos.
  • Compartir nuestros sentimientos y esperar que nuestra pareja comparta los suyos
  • Discrepar y aceptar discrepancias. Las parejas generalmente tienen diferentes deseos, opiniones e ideas. Tienen derecho a pensar de manera diferente y debe ser respetado
  • Actuar con justicia y esperar ser tratados de la misma manera. Tratarse de igual a igual.
  • Considerar las necesidades de nuestra pareja y viceversa. Las decisiones que afectan a la pareja en su totalidad deben tomarse de manera conjunta teniendo en cuenta el bienestar de las dos personas y siendo capaces de llegar a un acuerdo.
  • Dar y recibir apoyo.
  • Ayudar a nuestra pareja a sentirse bien consigo misma y esperar que haga lo mismo a cambio. 
  • Perdonar y ser perdonados.
  • Que nuestra pareja utilice su dinero como guste y esperar lo mismo a cambio. Siempre teniendo en cuenta que las dos personas de la pareja deben aportar según sus posibilidades para la vida común.
  • Tener en cuenta las necesidades de nuestra pareja de tener amistades y esperar lo mismo a cambio. 
  • Valorar la privacidad y la necesidad de pasar tiempo por separado de nuestra pareja y esperar lo mismo a cambio
  • Entender la necesidad de nuestra pareja de sentir seguridad y protección y esperar lo mismo a cambio. 
  • Respetar a nuestra pareja en las relaciones sexuales y esperar lo mismo a cambio. 


Compartir la responsabilidad en los conflictos. Además de lo anterior, en toda pareja, por el simple hecho de estar formada por dos personas, debemos tomar en cuenta la responsabilidad compartida cuando haya problemas o conflictos internos.

De esta manera, para resolver las diferencias que surjan, hay todo un proceso en el que ambas personas deben tomar consciencia de su responsabilidad, en vez de tratar de "tener la razón" de o buscar la responsabilidad en la otra persona. Por supuesto esta actitud debe ser compartida, ya que si sólo uno de los miembros de la pareja acepta toda la responsabilidad puede que no se establezca una relación igualitaria.

En dicho proceso las discusiones son frecuentes, como parte de la resolución de la diferencia, por lo que es fundamental preguntarse ¿Cuál es mi parte de responsabilidad? ¿Qué pude haber hecho diferente para que esto no sucediera? ¿Qué puedo hacer ahora para evitar que el problema continúe? Con estas preguntas nos ayudamos comprender y aceptar nuestra responsabilidad, para usar inmediatamente el proceso de comunicación efectiva que anteriormente describimos, añadiendo que anulamos la comunicación defensiva. 

Si pretendemos mostrar que nuestra pareja es culpable conseguiremos que, como cualquier persona acusada, se defienda, no sirviéndonos para nada en la resolución de la diferencia. Por tanto debemos establecer un diálogo donde se pueda expresar los sentimientos y motivaciones para que cada parte asuma su responsabilidad. Por mucho que sea más fácil culpar a otra persona de nuestros problemas, tenemos que ser conscientes de que todas nuestras acciones, como parte del sistema de dos personas que formamos, tienen influencia en la otra persona para, con ello, aprender a ser una pareja igualitaria.
Aunque solo se aprende a vivir en pareja haciéndolo, podemos establecer acciones que faciliten el camino. De esta manera, si cada miembro asume su parte de responsabilidad y trata de ver que puede hacer para solucionar la discrepancia, en lugar de esperar que lo haga su pareja, la relación saldrá fortalecida de la situación.

Seguridad y apoyo

La seguridad da nombre al segundo escalón de la pirámide de Maslow que establece la jerarquía de las necesidades humanas, siendo el primero las necesidades fisiológicas. Como tal, la seguridad implica un sentimiento de falta de riesgo y de confianza, incluye la seguridad física (no tener riesgo vitales ni de daño), recursos (tener para comer, empleo,...), moral, familiar, de propiedad privada y de salud. En una relación, la confianza en la otra persona y la seguridad en general determinarán el futuro de la misma, ya que sin ellas es fácil que la pareja termine rompiéndose pronto. Aunque las definiciones y los aspectos de la seguridad pueden variar, lo realmente fundamental es llegar a un acuerdo sobre el tema.

Para aumentar la seguridad en la pareja hay muchas formas, aquí vamos a citar 3. La primera es una comunicación efectiva, como hemos establecido en anteriormente, porque mediante el diálogo conocemos a nuestra pareja y nos damos a conocer.

Apoyarse emocionalmente sería la segunda forma por ser un factor importante en la seguridad de una relación. Llegar a conocer el estado de ánimo de nuestra pareja, y que conozca el nuestro, es básico para poder darse apoyo mutuo. Después hay que aprender a dar el apoyo emocional apropiado, en el momento adecuado. Trabajar la mejora en estas dos fases y lograr el apoyo emocional es fundamental para que la confianza y la seguridad mutuas de la pareja crezcan. El apoyo emocional puede ser tan simple como dar espacio a la pareja cuando lo necesita, o aceptar las diferencias como naturales entre dos personas diferentes.

Por último, entender a la pareja, aunque nos pueda parecer difícil, de hecho muchas veces el problema es que no se entienden. Pero quizás sea la parte más importante, donde si hay que realizar el mayor esfuerzo, ya que es fundamental entender las motivaciones, los sentimientos y los pensamientos de la pareja, que previamente hemos conocido mediante el diálogo, mediante un esfuerzo de empatía. Algunas veces, nuestras experiencias anteriores son un lastre del que tenemos que librarnos, para poder entrar en la pareja con la mente abierta para el diálogo.

La necesidad de seguridad empieza por la seguridad física, es decir, la de no ser herido/a físicamente, en caso de la convivencia de pareja se convierte en que no haya riesgos de daños por parte de la pareja, poder hacer o decir las cosas sin miedo. Esto implica, por supuesto, no hacer ni recibir malos tratos, lo cual irá en contra de una pareja igualitaria y es motivo de ruptura inmediata. Pero no sólo la seguridad física es no pegar o no ser pegado/a, también la violencia psicológica termina con la seguridad de la persona que la sufre y es imprescindible evitarla, rompiendo la relación si se considera necesario. A esto le añadiría la seguridad en cuanto a la protección mutua de daños físicos del exterior, es decir, cada persona en la pareja ayuda a la otra en la protección de su seguridad física, por ejemplo no conduciendo cuando bebemos alcohol ni dejando a nuestra pareja que lo haga.

La seguridad en los recursos, que haya de comer, que haya trabajo, que tengamos  donde dormir, es algo para que la pareja hable y decida que corresponde a cada persona aportar a la pareja según sus capacidades y posibilidades, por lo que lo dejaremos a vuestro diálogo interno.

Apoyar las metas y sueños de nuestra pareja es otra forma de conseguir crear confianza entre ambas personas. Igual que gusta que nos ayuden, debemos pensar que a la otra persona le gustará. Llegar a un acuerdo para, por ejemplo, que durante un tiempo determinado se deje de trabajar para estudiar, apoyándose financieramente en la otra persona, sería una forma de mostrar ese apoyo, aunque habría que delimitarlo muy bien para que no termine siendo un aprovechamiento.


Decisiones financieras:

Tomar las decisiones financieras juntos, intentando que ambos sean beneficiados o compartan el beneficio, aquí dejamos algunos consejos que pueden ser útiles a la hora de planear dichas decisiones de forma sana en una pareja igualitaria.

Sacar a la luz los problemas monetarios no es la charla más romántica antes de dormir, pero un poco de planeación financiera puede darle mucho a tu vida amorosa a largo plazo. Estos son algunos consejos que te ayudarán a tomar decisiones inteligentes con el corazón.

En el principio de la pareja es bueno conocer la situación financiera de cada persona. Aunque parezca muy frío, evita problemas de futuro y siempre puede servir para ayudarse mutuamente a tomar decisiones mejores. Una buena relación es en la que ambas partes se ayudan para tomar los mejores caminos para llegar al fin deseado.

Hay que buscar un punto medio a la hora de elegir, la pareja tiene que ser beneficiada de forma parecida, si no igual. Como dijimos anteriormente, el apoyo mutuo fortalece la pareja y en la economía también es válida la premisa.

En la economía también somos iguales como pareja, no importando quién gana más dinero, cada cual aporta lo que puede al igual que en el resto de la relación. Es una decisión a tomar por la pareja en que medida se aporta y como se reparte, como hemos indicado anteriormente en otros aspectos, pero siempre desde la igualdad y el respeto mutuo.

No está mal escribirlo, aunque nos parezca poco romántico, una separación de bienes puede proteger la pareja en caso de una mala decisión financiera. No redundaremos en el beneficio en caso de ruptura de la pareja, porque está claro y no es objeto de este libro.

Lo más aconsejable es tener tres cuentas, una para cada persona y otra conjunta, de forma que en esta última se ingrese los gastos que se determinen hay en la vida en común, como son alquiler o hipoteca, alimentos, combustible de vehículos, seguros, luz, agua, etc. Una vez calculado ese gasto, ambas personas ingresarán cada mes la parte proporcional que les toca según la proporción de sus ingresos respecto al total de la pareja. Por ejemplo, si una persona gana 1200 y su pareja 800, la primera tendrá que aportar el 60% del gasto común y la segunda el 40%. El resto queda en la cuenta de cada cuál para que gaste según vea.

No se debe dejar que una sola persona tome todas las decisiones, aunque haga un gran trabajo en ello, porque siempre será necesario que ambas personas conozcan las finanzas de la pareja. Esto es necesario tanto por circunstancias inesperadas por las que quede todo en mano de una de las dos temporalmente, como por el desarrollo personal de ambas.

La educación tradicional, esa que le dice a las mujeres "cásate y se sumisa" y a los hombres "cásate y da la vida por ella", hacía que las mujeres no entraran a tomar parte en las decisiones económicas, al fin y al cabo eso era "cosa de hombres", lo que producía un primer efecto, que además buscaban, la dependencia total de la mujer. Además, con esa falta de conocimiento y dado que la mujer suele tener una esperanza de vida mayor, al enviudar los problemas se multiplicaban. Es difícil cambiar mentalidades obsoletas, pero no lo es tanto no caer en sus enseñanzas, os lo dejamos a vuestro criterio.


Jugando Justo:

No es casualidad que hayamos dejado para el final este punto, porque es un resumen de todo lo anterior, ya que sería inútil si no hay una intención de justicia por ambas partes lo dicho hasta ahora.







Mery

Los problemas forman parte de la vida y podemos aprender mucho de ellos, igual que aprendemos a vivir con las inclemencias del tiempo debemos, si no nos satisface, aprender a enfrentarnos a esos problemas y si no se pueden arreglar; apartarlos........
no por ello significa que huyes de tus problemas; al contrario los afrontas e intentas solucionarlos como mejor sepas, puedas o de lo que te veas capaz.
Con este convencimiento he buscado mi felicidad varias veces en mi vida... es una historia (como dice el autor) digna de contar, de la cual tú, podrías ser la protagonista.
No a sido un camino de rosas he sufrido palizas, vejaciones, depresiones y soledad mucha soledad.
En principio lo hacia por mi hijo, pero me di cuenta que; o lo hacia yo por mi, o no lo haría nadie.

Uno no puede esperar complacer siempre a los demás. Caerle bien a todo el mundo o esperar que alguien nos quiera por lo que hacemos, esto, solo contribuiría a amargarnos la vida a enfermar o incluso a enfadarnos con las personas con las que vivimos o nos desenvolvemos diariamente.
Hay que aprender a ver el lado bueno de la vida a tratar de ser felices con lo que tenemos y de no ser así; cambiarlo.
 ¿De que vale sufrir por lo que nos falta?! ¿De que vale pensar que tu podrás hacer cambiar a esas personas con tu amor?

En 1967 nací en el seno de una familia numerosa que constaba de 7 hijos.
Dos hermanas mayores, tres hermanos medianos; yo y mi hermano pequeño. Quizás este dato no parezca relevante, pero si lo es.

También es importante mencionar que hasta que nací no se trasladaron a la casa que he conocido como "la casa de mis padres", hasta entonces vivían con mis abuelos paternos.
Así que ellas no vivieron mi trauma, por haber mas familiares en la casa. Sin embargo el complejo de "fregona" sí se que lo tuvieron.

Recuerdos:
Mi primer recuerdo es el de verme en la cuna llorando siendo un bebe y ver aparecer una cara conocida y amable, la vecina.
(mi madre se iba a comprar y me dejaba sola en la casa, supongo que cuando a la vecina le parecía que me había despertado entraba con su llave y me cogía)
No puedo describir el sentimiento en ese instante, porque era un bebe, pero sí cuando asimile que era ese recuerdo lo veo como sentimiento de abandono, descuidó mi cuidado omitiendo sus obligaciones como madre.

Recuerdo una tarde en la que mi madre cosía sentada en el sillón y yo barría con una escoba de esas que vienen en un kit de juguete fregona, escoba y cubo. La escoba era de mi medida así que debería tener unos 2 o 3 años.
Barría el comedor, me sentía orgullosa pensando que lo hacia bien; y le pregunte:
- mama lo hago bien?
- si, pero no levantes la escoba arrástrala para no levantar polvo.
- mami me quieres?
- yo?! porque voy a quererte si te dejo una gitana en la puerta y yo te recogí.
El sentimiento que sentí fue de pena y amargura y llore desconsoladamente al oír a mi madre decirme eso. Tuve que dejar de llorar porque si no lo hacia me pegaría con la zapatilla.... al pasar de los años seguí preguntándole lo mismo muchas veces con la misma respuesta acabe creyéndome que Ella no era mi madre.

Recuerdo que cuando nació mi hermano pequeño antes de cumplir yo 4 años, si antes se me ignoraban a partir de ahí aún fue peor. Pero aún así siempre tuve hacia él un sentimiento de protección a enseñarle todo lo que a mi me obligaban a hacer aunque ello me costara sobornarlo con 1 duro o ya de mas mayor, 25 pesetas.

Recuerdo a mis hermanos medianos pelearse entre ellos constantemente y si llegaba el caso y rompían algo me culpaban a mi. Si me defendía era la mentirosa.
No me dejaban entrar en su habitación a jugar porque era una niña y en su cuarto no entraban niñas. Me tiraban de las trenzas llamándome llorona y mona. (mona de mono)
El sentimiento que tenia era de que me despreciaban por ser niña y me iba a mi habitación a jugar con mi nancy. No recuerdo si lloraba.

Recuerdo una noche de San Juan en la que yo era ya mas mayor y estábamos reunidos en la casa de mi padres con mis tíos y sus hijos.... me dio sueño y me recosté boca abajo en la cama de mi hermano mayor y me quede dormida, me desperté sobresaltada por el ruido de los cohetes que parecían que iban a entrar por el balcón abierto de par en par y empece a chillar al verme sola en la casa.
El sentimiento que TENGO es de terror al oír un petardo, cohete o algún ruido similar que me recuerda que me dejaron sola en la casa.


Recuerdo a mi hermano mayor ducharse y luego llamarme:
- túuuu monaa, recoge el cuarto de baño y limpialo
El sentimiento es de injusticia, aunque me quejaba; o lo hacia o me atizaba un golpe (con el puño cerrado me pegaba en la cabeza)
El resto empezaron a hacer lo mismo.

Recuerdo a mis hermanos medianos darme la cámara de fotos que mi padre tenia escondida en el armario de su habitación, sacar la cámara de su funda y decirme que como no me bajara las bragas le dirían a mi padre que la cámara la cogí yo.
Me sentí sucia sabia que no estaba bien lo que hacían, pero yo solo lloraba desconsoladamente sabiendo que si le decía a mis padres algo, siempre decían que mentía.

Os preguntareis y mis hermanas?!... Recuerdo que ellas se peleaban cuando mi madre no estaba en la casa y mi abuelo se hacia caca, se gritaban la una a la otra para que lo hicieran...
El sentimiento era de rabia llegue a gritarles que lo haría yo si ellas no le limpiaban...
 "Mi Yayo" con gran amor cuando él desayunaba yo casi sin llegar a la mesa le miraba y sabia que con su mirada me decía que me quería (le dio una embolia y la mitad de su cuerpo quedo paralizado) como podía me alargaba una de sus magdalenas y me la señalaba con los ojos como diciéndome: corre cometela!
Él a sido mi única alegría; el año que murió se caso mi hermana mayor........ ya solo quedábamos dos pronto toda la carga de la limpieza de la casa recaería sobre mi porque al cumplir mi hermana 21 años se marcho de casa... no hacia mas que discutir con mis padres sobre su hora de llegada..... y un día al regresar del colegio encontré nuestro armario vacío de su ropa le pregunte a mi madre y me dijo que se había ido de casa, lo cierto es que la noche anterior mi padre la amenazo que como no llegara antes de las diez le quitaría la llave y se quedaría en la calle, al día siguiente ya no estaba.

El sentimiento que me dejo es de abandonada total y absolutamente a mi suerte.
Sinceramente nos llevamos muchos años. Pero era lo mas parecido a una madre que yo sentía allí.


Recuerdo que cada vez que yo quería salir a la calle o venia alguna amiga a buscarme siempre le tenia que decir que estaba castigada, porque en verdad lo que tenia que hacer era fregar los platos que se quedaban de la noche anterior, lo hacia cuando llegaba a las 12 del cole.
Los sábados era día de limpieza general Ella se iba al mercado y no aparecía hasta casi la una del medio día yo debía tener toda la casa limpia y por la tarde hacía la plancha para que cuando mis hermanos salieran lo tuvieran todo listo.

Que sentimiento creéis que tenía? ya no lloraba, ya no me quejaba de nada, lo hacia y punto porque ya no eran solo golpes de mis hermanos ya eran palizas con el cinturón de mi padre o zapatillazos en el culo por parte de mi madre.